Romina Caceres y Sofía Nogueira de Mello abordan en este episodio, la idea difundida por el feminismo, desde sus primeros orígenes en el siglo XX, sobre la doble moral, para hombres y mujeres, respecto al comportamiento sexual. Tenemos que analizar entonces, las diferencias que existen entre hombres y mujeres a la hora de elegir pareja de corto plazo o permanente.
La sexualidad biológica es clave en la evolución de nuestra especie y las estrategias de selección desarrolladas hacen al aprendizaje integrado en respuesta a los desafíos del ambiente para el éxito y supervivencia de los humanos. La contracultura de gran apogeo en los años 60 y que aún es predominante en el discurso social actual, ha tergiversado las razones y causas de nuestras conductas sociales con proclamaciones de empoderamiento femenino que solo han llevado al desempoderamiento de la mujer en la negación de su verdadero y soberano poder como pieza fundamental en la continuación de la especie al desvalorizar su aporte más esencial.
Estimulando la competencia con el hombre a través de la culpabilización al mismo por la situación de la mujer en tanto rol de hembra, con la consecuente involución en las responsabilidades inherentes a cada sexo, resultado de los continuos choques biológicos que atentan contra la coherencia vincular inherente a la especie humana, ocasionando síntomas de depresión y ansiedad tanto en hombres como en mujeres.
Sin embargo, ha sido estudiado que la mal llamada “represión sexual” es el pulso fundante de la cultura y la existencia civilizada en coherencia y cooperación entre los dos sexos para la continuación y actualización de la especie humana.
1. Diferencias biológicas en la selección sexual:
Analizamos, cómo hombres y mujeres presentan diferencias biológicas en la selección de parejas sexuales a corto y largo plazo. Estas diferencias influyen en los comportamientos sexuales y en las expectativas respecto a las relaciones.
2. Doble moral en la promiscuidad:
Se discute la existencia de una doble moral en la percepción de la promiscuidad entre géneros. Mientras que ciertos comportamientos sexuales pueden ser socialmente aceptados o incluso valorados en hombres, las mujeres pueden enfrentar estigmatización por conductas similares.
3. Impacto psicológico y emocional:
Abordamos cómo la promiscuidad, afecta la estabilidad emocional de las personas, dificultando la formación de vínculos afectivos profundos y relaciones duraderas. Se mencionan posibles consecuencias como la disminución de la autoestima y la aparición de sentimientos de vacío o insatisfacción.
4. Consecuencias sociales de la promiscuidad:
Se reflexiona sobre cómo la proliferación de comportamientos promiscuos podría influir en la estructura social, cuestionando si este fenómeno contribuye a la desintegración de valores tradicionales y a la erosión de la cohesión comunitaria.